Video Presentación
Testimonios
No me considero una persona valiente, todo lo contrario, soy bastante conservador y precavido. Tampoco soy una persona convincente, no soy de palabra fácil y muchas veces me lío con explicaciones incomprensibles para manifestar mi postura.
Por eso el corazón me late a cien y me sudan las manos mientras espero a que el sacerdote me nombre en el momento del envío misionero en la “pequeña iglesia” que está reunida. Después de esto tengo que salir a la calle a hablar a gente desconocida del Dios Amor, nada menos. Casi una parte de mí está deseando que se le haya borrado mi nombre de la lista por arte de magia y así pueda quedarme encerrado en mí mismo durante una hora, sin molestar a nadie y sin que nadie me moleste. Pero nunca sucede, cuando oyes tu nombre retumbar entre aquellos muros en los que se respira incienso y oración te pones de pie con la confianza puesta en que no seas tú sino que sea “Cristo quien vive en ti” este rato. O al menos eso piensas, porque si no esta noche va a ser pero que muy chunga.
Casi todo el mundo cuando recibe la bendición de rodillas antes de salir a la calle prefiere mirar al suelo como señal de respeto, pero yo no. Yo no paro de mirar la Sagrada Forma con la esperanza de ver un pequeño milagro; por favor, Señor dime algo en este preciso momento que me cambie la vida, algo que pueda hacer que mis palabras toquen algún corazón extraño, solo un milagrito de nada. Pero no sucede. No has escuchado nada nuevo, no ha habido luces, ni palabras del más allá. No importa, a pesar de ello sientes que algo ha cambiado, no sabes qué, pero te levantas y caminas hacia afuera todavía con mucho miedo. Miedo a no saber qué decir, a hacer el ridículo, a la indiferencia de la gente, a algún insulto quizá…pero nada de eso te importa. No te importa porque aunque sé que soy un cobarde, un comodón y exageradamente tímido tengo dos cosas claras. En primer lugar la certeza de que el Señor, que tanto me ha dado, me necesita. Sí, a mí, a un mindundi que tiene una fe que no mueve no una montaña…no mueve ni un montoncito de arena, que tiene una formación muy débil y unas ganas tremendas de que este rato acabe para volver a mi escondite donde nadie me moleste.
Y en segundo lugar que tengo una fuerza de voluntad grande, que mis padres me inculcaron y que gracias a mi fe he cultivado. Que me empuja a hacer lo que creo que está bien aunque no me apetezca lo más mínimo.
Y allí me encuentro como el criado que salió a invitar a la boda de su amo a tantos y tantos pero nadie quería asistir. Defraudado porque te sientes como un “comercial del evangelio” al que nadie hace caso y cuyo producto no interesa lo más mínimo. Tú crees que estás ofreciendo una vacuna que salva vidas pero la gente te mira como si ofrecieras pastillas de caramelo. Les dices que Dios les está esperando, que les ama, pero muchos miran para otro lado y prefieren que siga a la espera. Y tienen toda la razón, Él sigue a la espera precisamente porque le ama con locura. Pero no todo son puertas que se cierran, de vez en cuando encuentras alguna puerta ligeramente abierta que después de escuchar tu “rollo” y aunque solo sea por curiosidad o para que le dejes tranquilo, se acerca tímidamente a la iglesia, entra y sin saberlo hace que todo un Dios se sonría como si se encontrase con un viejo amigo. Y sólo por eso, merece la pena.
Acaba la noche y vuelves a la iglesia para descubrir que ya no está a oscuras, que se ha iluminado con velas y oraciones de muchos. Parece que todo sigue igual que antes pero no es verdad. Hay un corazón que sabes que ha cambiado seguro, el tuyo. Ha cambiado porque nadie es capaz de hablar del amor de Dios y luego volverse a casa sin amar más a los que se cruzan en tu camino. Nadie es capaz de ponerse a los pies del Señor y olvidarse de los pies del otro.
Repito, no soy un valiente, ni mucho menos. No tengo una gran fe, ya me gustaría mí. Solo soy un joven con una fuerza de voluntad lo suficientemente grande para poner mis humildes manos y mi torpe boca al servicio del Dios que se quiere manifestar a los hombres para hacerles felices. ¿Cómo no vas tú también a echar un cable en esta misión? ¡Te lo ha dado todo!…y lo sabes.
Comencé a subir a Family Nigth en febrero de 2015. No sabía muy bien en qué consistía. Solo me enteré que había que rezar ante el Santísimo y eso me gusto porque necesitaba rezar con tranquilidad.
Esa noche me quedé rezando en el convento de las Gaitanas mientras Pepe salía a la calle a evangelizar. Estaba asustada porque no sabía que había que salir a la calle y eso se me iba de las manos. Pero, al no tener que salir yo, estuve en la gloria: con esos cantos tan armoniosos, esas voces de ángeles y ese silencio que se respiraba en la iglesia.
En marzo volvimos a subir y Miguel Garrigós nos invitó a Encarna, Estrella y a mí a salir a la acogida. Conociendo a Miguel, era imposible negarse, así que me vi en la puerta de la Iglesia acogiendo al que llegase con ganas de entrar allí, ya fuera para rezar o para ver qué se hacía allí.
Según pasan los meses, he ido pasando de “ojalá no me nombren para salir a la puerta” a “quiero subir para dar testimonio de Cristo y quitarme ese miedo al ridículo que tengo.
Poco a poco el Espíritu Santo me ha dado confianza y tranquilidad. Es mucho lo que voy aprendiendo y la alegría que siento al terminar, porque he sido capaz de anunciar la presencia de Cristo y el amor que nos tiene a todos. Sé que esto no es posible sin la oración de todos aquellos que están rezando en la iglesia y el sacrificio ofrecido de los que salen a la calle a anunciarle a Él.
Gracias a estos viernes, aprendo a darme un poquito a los demás y no sentir tanto miedo cuando hablo, a saber apreciar lo que tengo cuando se ve la necesidad de Dios que tienen otras personas, a sentir necesidad de la oración, a dar gracias por el ejemplo de tantas personas que hay en las familias misioneras que participan en Family Nigth.
Doy gracias por este gran favor que se me ha hecho pudiendo colaborar con vosotros en el anuncio de la presencia de Dios en nuestra vida y por el ejemplo que me dais. Y le pido que no me deje desfallecer para poder seguir siendo fiel a su mensaje.
Se me olvidaba decir una cosa: la bendición que recibimos con el Santísimo uno a uno, es algo que me impresiona cada vez más y me da mucha fuerza porque en ese momento me habla a mí.
Hola a todos:
Este es mi testimonio, como miembro del equipo de acogida de family night.
El primero que me contagió esta maravillosa experiencia fue mi marido, que acudió una noche y volvió a casa encantado de lo que había vivido allí en las Gaitanas. Me habló de la cantidad de gente que entró a orar, a dejar sus intenciones. El ese día estaba intercediendo por los que salían a echar las redes, por el equipo de acogida fuera y por los que llegaban a acercarse al Señor. Todo le cautivó. Las canciones, la música, el ambiente acogedor.
A la siguiente convocatoria, fui yo quien me presenté allí, para vivirlo en primera persona y experimentar todo aquello que mi marido me había transmitido y así fue. Me lancé mi primer viernes, la verdad con un poco de miedo, sin saber donde me llamaría el Señor esa noche. Me encontraba un poco a la expectativa y, como no decirlo pensando que quizás no estaría a la altura, para tan importante misión. El momento de alabanza e invocación al Espíritu santo, fue un momento especial y gratificante.
Me asignaron dentro del equipo de acogida, con otras personas conocidas y eso, me ayudó mucho, pues era mi primera experiencia en una cosa así.
Tengo que decir, que fue una noche increíble, no salía de mi asombro, de ver llegar a tanta gente, de todas las edades. Nosotros estábamos a la entrada del convento de las Gaitanas; a veces, se nos juntaban varios grupos y no podíamos atender a todos. El hablarles, el explicarles que el Señor estaba en el altar, para acogerles y acoger sus peticiones. Que éstas iban a estar en las oraciones de las monjas del convento, etc, eso fue una experiencia impresionante. Yo intentaba acompañar a todos aquellos que acogía, mientras escribían sus peticiones y después también a la salida, para preguntarles, qué les había parecido. Se veían muchas caras de agradecimiento, de asombro, como no decirlo, pero todos ellos, entraron dentro y algunos, fueron tocados por el Señor, porque así nos lo manifestaron. Muchas de estas personas, nos dieron muchas gracias por haberles podido acercar esa noche al Señor; algunos se confesaron después de mucho tiempo.
De esa primera experiencia, sólo añadir, que fue tal la gratitud de que el Señor, me permitiera haber estado allí esa noche, que he vuelto a participar otros días y, con parecidos sentimientos. Aunque no todas las noches son iguales, el tener la oportunidad de estar en el sitio donde el Señor te llama, es tan grande, que de verdad, no cabe expresar lo que he sentido con otras palabras. Las canciones, la música y los textos, son un medio impresionante, que a mí, personalmente, me permiten acercarme más al Señor y, poder contagiar ese sentimiento a las personas que allí se acuden, movidos por el Espíritu santo.
No me quiero extender más, pero voy a aprovechar esta oportunidad que se me da, para agradecer inmensamente a todas las personas que hacen posible el que esta experiencia se haya puesto en marcha, porque creo que va a seguir haciendo mucho bien tanto a los que participamos en cualquiera de los grupos, como a las personas que deciden acercarse al Señor un ratito, para estar con Él. Y como no, a aquellos que le rechazan, por los que también pedimos.
He estado en los dos últimos viernes, fue clave para esto nuestra asistencia a Fátima. Con este bagaje, nos presentamos Sagra y yo, sólo íbamos para rezar pero los designios del Señor eran otro y así sin nada y pensando que Dios sabría lo que hacía, me vi en la calle con Mª Ángeles, mucho aconteció para mí esa noche, quizás lo más importante el encuentro con dos homosexuales que nos decían que Dios no les quería y muchas más cosas, sólo se me ocurrió decir que todo creador siempre está orgulloso de aquello que hace, sea lo que sea y le pregunte si ellos habían hecho algo con sus manos y me dijeron que sí, y si estaban contento con ello, pues Dios igual, ellos eran fruto de su creación, de su amor. Los llevamos a la puerta del de las Gaitanas.
El segundo viernes me quede en el equipo de acogida en la puerta. De impresión. Entre otras cosas, les decía que las peticiones que ellos dejaban escritas, las monjas de clausura estarían rezando por ellas todo el mes, se les cambiaba el semblante de la cara y me decían: “las monjas” entonces sí. Que importante es la oración de ellas y sobre todo, a pesar de que la gente se olvido de Dios, sin embargo, hay cosas que quedan en el corazón y una de ellas es la oración de estas monjas, su eficacia y su reconocimiento por la gente sencilla.
Hola, cuando vi el mensaje de Lorenzo para que aportásemos algo de nuestro testimonio en este año de family day , pensé en que lo que yo podía aportar. Y pensé lo mio es muy fácil, llevo la mejor parte de este proyecto tan grande, TODO EL DÍA CON EL SEÑOR ( que más puedo pedir). Me fui a hacer mi visita al Santísimo, como todas las mañanas para hacer mi oración personal y en la oración me encontré con esta frase » Y SI NO SOY AYUDADO E INSTRUIDO INTERIORMENTE POR TI, ME VUELVO ENTERAMENTE TIBIO Y DISIPADO».
Mi pasaje del evangelio es el de Marta y María. Mi vida interior es una lucha constante entre estas dos mujeres, la acción y la oración. Siempre me ha tocado ser más Marta, la acción, pero este año, he tenido el gran regalo de ser María, ser el instrumento de ayuda, con la fuerza de la oración, para que le Espíritu Santo abriera los corazón. Y durante esta aventura, que el Señor ha puesto en nuestras manos, me he convencido, más de lo que estaba, que Marta y María son inseparables. Nuestra familia misionera es la unión de las dos.
Si por pasar a la acción de anunciar a Cristo, olvido mi unión con El, olvido que El me da todo lo que soy y que sin El no soy nada, me vuelvo tibio y disipado, mi evangelización no tiene ningún sentido. Por otra parte, para mi este año ha sido volver a reafirmar mi convencimiento de que los seglares tenemos mucho que hacer en la iglesia, somos los llamados a ser los testigos de Cristo dentro de nuestros ambientes. Que la fe se transmite en la familia y cuanto mas se viva, en el seno de la familia el amor a Cristo, mejores testigos seremos.
Buenos días: Me llamo Teresa, soy óptico-optometrista aquí en Toledo, y me han pedido que os cuente como veo y vivo el Proyecto de Family Night.
Para que podáis entender el por qué estoy participando de este Proyecto, os tengo que contar, que yo hace 10 años aproximadamente no pisaba la Iglesia ni nada que tuviera alguna relación con el Señor.
Pero, llegó un Sacerdote a mi pueblo y me pidió si podía ir a Perú a echar una mano a unos niños que estaban allí, viviendo en muy malas condiciones… y allí fui, sin saber lo que me iba a encontrar…. y lo que me encontré fue a muchos pobres con una sonrisa en sus caras, caras de tranquilidad y de Paz… y yo que tenia de todo en España, no tenía esa Paz que reflejaban sus caritas…
¿Que tiene estos niños que no tenga yo?, me preguntaba…
Y la respuesta fue, que tenían a Dios y que confiaban en El.
Ahí empezó todo… a partir de aquella experiencia, mis ideas erróneas de lo quien era Dios, la Iglesia , los Sacramentos, todo esto que parece que es una carga sin más y que en vez de darnos felicidad nos la quita, todo esto, es lo que yo, poco a poco y viaje a viaje, iba descubriendo.
Misionábamos allí con la gente humilde, y me sorprendían del amor con que vivían la Iglesia, lo orgullosos que se sentían, la Esperanza que reflejaban aun cuando sus vidas eran todo un desastre …y eso iba calando en mi duro corazón, hasta que el Señor me empezó a dar la Luz para que yo viera lo mismo que aquella gente, que yo disfrutara del Amor de Dios y de pertenecer a la Iglesia Católica…
Voy dos veces al año para allá, paras seguir llenandome de toda esta fuerza de Vida .
Pero un día tuve la suerte-.por decirlo de alguna manera- de que me invitaran a un Family Night…es decir, salir igual que salgo allí para decir lo mismo que digo allí….tal vez al principio con más miedo que vergüenza porque me puedo encontrar a alguien conocido- que es lo más fácil- y que me tiemblen las rodillas….pero ahí es donde se muestra como es mi Fe, si me callo avergonzada de lo que siento, de lo que vivo, de lo que soy….o si estoy dispuesta a ser un instrumento del Señor para que el que escuche pueda , por lo menos, sorprenderse de esta Locura que se siente cuando estamos en los brazos de Nuestro Señor.
Dar gratis lo que gratis habéis recibido.
Este es el Regalo que el Señor nos ha puesto en nuestras humildes manos…que seamos Luz para los demás… y se ven los Frutos del Seños cuando salimos, sean nuestros o de nuestros hermanos, todos participando con nuestros capacidades a que el Reino del Señor crezca Un abrazo