NACIMIENTO

Una gran super producción católica llega a nuestras pantallas el próximo miércoles de ceniza: NACIMIENTO. Es un PELICULÓN.

Cuenta la HISTORIA REAL del primer sacerdote coreano, que además fue mártir y está canonizado: San Andrés Kim Taegón (1821-1846). La gran mayoría de nosotros no conoce nada o casi nada de la vida de este santo, lo cual hace más atrayente el visionado de esta película.

San Andrés nace en una familia noble y católica en la confucionista Corea del siglo XIX. Un país que rechaza y persigue el cristianismo desde hace más de dos siglos, en el que la fe católica entró a través de los laicos y que hasta el siglo XIX no tuvo su primer sacerdote nativo. Para poder ordenarse sacerdote tuvo que ir a Macao al sur de China, donde se formó como seminarista y después de mil peripecias se ordenó en Shangai. Todo su empeño era poder entrar en Corea y abrir un paso para los misioneros extranjeros. 1 solo año después de ser ordenado, fue apresado y después de ser torturado le decapitaron. Andrés acababa de cumplir 25 años.

TÉCNICAMENTE es una pasada. Con 15 millones de dólares de presupuesto, se estrenó en Corea en noviembre de 2022 y estuvo más de 19 semanas en cartelera. Da gusto ver cine católico de esta calidad. La fotografía, los escenarios, el vestuario… Todo es impecable, de una gran belleza.

Personalmente me cuesta un poco ver CINE ASIÁTICO porque, yo no sé los demás, pero a mí se me hace difícil identificar a los personajes porque todos se me parecen. Aún así, llega un momento en el que entras en la historia y las magníficas interpretaciones, destacando la del protagonista, te hacen empatizar con los personajes.

San Andrés tuvo una vida “DE PELÍCULA”. Para llegar a ser sacerdote tuvo que pasar mil peripecias y aventuras. Pero, además, este hombre fue un erudito en varias ciencias humanas, como la medicina o la cartografía. Y no solo eso, dominaba varias lenguas y ejerció de intérprete en varios momentos de su vida. Un personaje apasionante. Precisamente esa sabiduría le hizo ganarse la confianza del rey de Corea que cuando fue acusado no le quería matar y fue su Consejo el que ordenó el martirio del sacerdote.

Muchos son los temas que toca Nacimiento a cada cual más interesante. En primer lugar, la FE de estos laicos que durante siglos mantuvieron viva la Iglesia en un país en medio de persecuciones y sin apenas vida sacramental pues no había sacerdotes. La fe de esas familias dispuestas a perderlo todo antes de perder su amor a Cristo, como los padres de San Andrés: el padre murió mártir, y la madre, de la nobleza, tuvo que acabar sus días mendigando por las calles para comer. La fe de aquellos católicos que se postran ante los sacerdotes y que hacen colas para poderse confesar. La fe de la gente sencilla emocionada al celebrar la Santa Misa.

Otro tema que me ha hecho pensar mucho es el de la VOCACIÓN. San Andrés tiene que recorrerse miles de kilómetros para llegar al seminario, jugándose literalmente la vida. Peleó con todas sus fuerzas por llegar a ser sacerdote y cuando al fin es ordenado, solo pudo ejercer el ministerio durante un año. ¡Qué misterio! El futuro de este joven sacerdote era de lo más prometedor, pero el Señor no quería su sabiduría humana, si no la entrega de su vida. Esa sangre derramada, de una manera tan visual en la película, será la semilla de nuevos cristianos. El mismo lo afirma en el momento de su martirio: “mi misión comienza en ese momento”.

Impresionante el TESTIMONIO de aquellos sacerdotes europeos que estaban dispuestos a todo por llevar la fe a los lugares más recónditos de la tierra. Hoy en día, gracias a Dios, sigue habiendo muchos hombres y mujeres así, pero es cierto que las circunstancias han cambiado mucho y ahora, todo es más fácil.

Por todo ello os animo a ver Nacimiento. Es interesantísima. De una gran belleza estética. Llena de aventuras. MERECE LA PENA. Os va a encantar. Cuánto bien nos hace acercarnos a la vida de los santos, especialmente en estos momentos en los que no siempre es fácil vivir la fe en el día a día. Con San Ignacio, yo también me pregunto después de ver la película: ¿Qué he hecho yo por Cristo? ¿Qué hago yo por Cristo? ¿Qué estoy dispuesto a hacer por Cristo?

Termino con unas palabras de San Juan Pablo II en la CANONIZACIÓN de San Andrés y sus compañeros mártires: «La Iglesia coreana es única porque fue fundada completamente por laicos. Esta Iglesia incipiente, tan joven y sin embargo tan fuerte en la fe, soportó ola tras ola de feroz persecución. De manera que en menos de un siglo podía gloriarse de tener 10,000 mártires. La muerte de estos mártires fue la levadura de la Iglesia y llevó al espléndido florecimiento actual de la Iglesia coreana. Todavía hoy, el espíritu inmortal de los mártires sostiene a los cristianos de la Iglesia del silencio en el norte de esta tierra trágicamente dividida»

JOAQUÍN GARRIGÓS, sacerdote

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