CON SANTA JUANA DE LA CRUZ

Llegamos como siempre a una hora temprana, nos esperaba nuestro querido Josué, párroco de Carranque. Directos al parque arqueológico, fue como viajar en el tiempo, recorrimos el yacimiento mientras un estupendo guía nos explicaba esa parte del pasado.

Después de esta visita pusimos rumbo hacia el Monasterio de Santa Juana de la Cruz. Estaba previsto celebrar la Eucaristía antes de comer, pero cambios de planes porque faltaban dos, se habían perdido (qué raro…), hicieron que se cambiara a la tarde.

En la misa nuestro ofrecimiento y oración, la Santa nos escuchó, ¡y tanto que nos escuchó!, al poco tiempo recibimos una carta maravillosa: el Papa nos recibía en su casa, en Roma.

No sé si será casualidad o mano de nuestra Madre, pero leyendo la vida de la Santa, que además nos explicó muy bien Pura, el mes de marzo es cuando se produjeron las apariciones, en marzo allí estuvimos y en marzo es cuando Su Santidad  ha vuelto a impulsar esta figura con el reconocimiento de sus virtudes heroicas, y con ella, el lugar santo marcado por la presencia de Nuestra Señora.

Me gustó mucho ver su Rosario, hecho por ella misma, tenía devoción por rezar el Rosario. Creo que desde ese día ella nos protege y nos ayuda.

En resumen, fue un día bonito, familiar y de muchas risas. Estuve con mucha paz y volví a mi casa féliz y esperanzada.

Todas esperamos volver al Monasterio para dar gracias por ese regalo tan grande que hemos recibido. ¡El Papa es un hombre de Dios!

Una Teresa