Comentario

Esta vez sí me había leído las críticas y la verdad, estaba bastante desanimado para ir al cine a ver Aladin. Pero me fie de alguien que había ido a verla… y me alegro mucho de no haber hecho caso a los “expertos”.

Aladdin te gustará si te gustó la anterior, la de dibujos animados. Hasta es posible que esta te guste más. Es cierto que quizás los actores no se lleven un Óscar por sus interpretaciones, como bien dicen los críticos, pero esta película va más allá. Artísticamente es preciosa, llena de color, de decorados y vestuarios maravillosos, es un gozo estético. Pero el valor de esta película está en todo lo que encierra y la hace estupenda para ver en familia y hablar con nuestros niños de muchos temas interesantes.

El centro de la película es una historia de amor. Una historia de cuento, pero que nos puede ayudar a entender el amor de Dios: el amor entre Aladdin y Jasmin es un amor humanamente imposible, porque él no es príncipe. Pero el amor puede hacer iguales a los que la sociedad, las normas, las tradiciones… hubieran separado para siempre. Entre Dios y nosotros había una distancia infinita que Él ha superado haciéndose uno como nosotros.

El amor puede hacer que las personas cambien y saquen lo mejor de sí mismos, que está en su interior. Don Bosco decía que los jóvenes no son malos, sino que nadie les ha dicho que pueden ser buenos, y nadie les ha enseñado el camino para serlo. Nadie es irremediablemente malo. Me parece un mensaje precioso y tan necesario hoy en día. No se puede dar nada por perdido, nunca tirar la toalla por nadie. Solo basta con confiar, y sacar de dentro lo mejor de cada uno.

En la película aparece también el tema de la tentación: de la riqueza, del querer aparentar, del poder… Pero todo eso, que es lo que nos ofrece el mundo, no lleva a la felicidad, al contrario, te destruye, como a Jafar.

El genio podría parecer un “semi-dios” porque puede cumplir todos los deseos. Todo menos dos cosas: dar la vida a los muertos, algo que solo puede hacer Dios, y hacer que alguien te ame, algo que no puede hacer ni siquiera el mismo Dios. Me ha recordado a la película “Como Dios” en la que Dios no puede “forzar” la voluntad humana para que le amemos. Dios lo puede todo…menos obligarnos a amarle. Me parece que es un temazo para hablar: la LIBERTAD. El amor va unido a la libertad, si no, no es verdadero. El mismo genio lo puede todo, pero no es libre. Y es la bondad del corazón de Aladdin quien se la concede, renunciando a su último deseo en bien del amigo.

Se crea esa amistad entre Aladin y el genio, que me recordaba tanto a lo que Jesús nos dice en el Evangelio: “Ya no os llamo siervos, sino amigos”. Volvemos al tema del amor-libertad, esta vez desde la amistad. Para que haya amistad verdadera solo puede alimentarse desde un amor libre, sin ataduras ni servilismos, sin querer aprovecharme del otro. Qué importante todo esto en este mundo de apariencias.

Por todo esto, y muchas otras cosas que seguro que cada uno de vosotros veréis en Aladdin, os la recomiendo, especialmente para ver con niños y luego comentarla en casa. Y, lo dicho, no siempre hay que fiarse de los críticos.

Joaquín Garrigós

ucho de no haber hecho caso a los “expertos”.

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