Ayer fui al cine movido por la curiosidad: ¿cómo es posible que una película basada en un comic manga pueda ser número 1 en cartelera? Había oído hablar muy bien de esta película y me animé a entrar. He de decir que me encantó.
Me resulta un poco difícil hacer la recomendación de hoy, porque esta película es realmente buena en muchos sentidos, a nivel técnico, la historia… pero nunca la podría recomendar como “cine familiar”. NO es una película para niños, ni siquiera para adolescentes. Pero sí es muy recomendable para jóvenes y adultos, sobre todo si se quiere abrir un debate por los temas tan interesantes que toca. No es para niños porque es una película tremendamente violenta. Y aún así me atrevo a recomendarla.
EL primer debate que se podría abrir después de ver esta película es el tema de los “cyborg”. Una realidad que está comenzando a hacerse presente en nuestra sociedad. Un ciborg no es un robot de tipo androide, es más bien una criatura compuesta de elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos. Me parece un debate muy interesante. Hay un momento en el que el “novio” de Alita le dice: “eres más humana que muchos de los humanos que conozco”. ¿Qué nos hace humanos?
¿Qué nos hace ser personas? En la película se abre también este debate y aunque no pretende entrar en cuestiones metafísicas, está de fondo el tema del alma. Porque, aunque no tengamos brazos, ni piernas…somos lo que somos por nuestro NÚCLEO, dice la película. Lo que los cristianos llamamos ALMA. ¿Dónde reside el ser de la persona? En su núcleo.
La película muestra de una manera maravillosa el tema de la bondad y la compasión. La compasión en la figura del padre de Alita y la bondad en la persona de la protagonista. Es precioso ver cómo la bondad puede cambiar a las personas, en un mundo en el que no te puedes fiar de nadie. La película no cae en el maniqueísmo de clasificar a las personas en buenos y malos. Todos tenemos una zona “oscura” y todos podemos cambiar. Sólo hace falta que alguien crea en nosotros.
Alita es la encarnación de la bondad, de la inocencia, del amor generoso que da vida entregando la vida. Y todo eso hace que los que tiene cerca cambien y saquen lo mejor de sí mismos. Hay un momento en el que Alita se saca el corazón, se lo ofrece a su amado y le dice “yo, o lo doy todo, o no doy nada”. Es la capacidad de amar hasta el extremo. ¡Fantástico! Todo el mundo puede identificarse con Alita, una joven que se siente insignificante, que ha sido sacada de la basura literalmente, y que termina descubriendo que tiene poderes para cambiar el mundo.
El director ha querido dar un toque “cristiano” a la película con unos pequeños detalles, como que el lugar favorito de los protagonistas sea la antigua Catedral, o el tinte mesiánico de Alita, un personaje capaz de salvar el mundo por su poder, pero también por su ternura. A pesar de su gran poder no pierde la capacidad de compadecerse y de perdonar.
Por último, trata también las diferencias sociales: pobres-ricos, norte-sur… Todos desean llegar al mundo de los poderosos y ricos, pero ese mundo no tiene porque ser mejor; de hecho, vemos que es un mundo en el que no hay compasión ni bondad. Unos padres son expulsados de ese mundo “perfecto” porque su hija está enferma. Una imagen de nuestra sociedad “avanzada” y a la vez corrompida en la que puede salir un periodista en televisión diciendo quien tiene más derecho a vivir que otro y cómo la sociedad no puede permitirse el “lujo” de que unos padres dejen vivir a un hijo enfermo. El destino “perfecto” no es un lugar, dice Alita, el lugar perfecto es donde están las personas a las que amamos.
Quizás pueda ayudarnos para nuestra refexión el discurso pronunciado recientemente por el Papa Francisco a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Academia Pontificia para la Vida, en el que advierte de los peligros que puede provocar el desarrollo tecnológico: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2019/february/documents/papa-francesco_20190225_plenaria-accademia-vita.html
Por todo esto me parece una película muy recomendable, pero repito, NO es para niños ni adolescentes ya que es una película de extrema violencia.
Joaquín Garrigós