Ayer, mi amiga Lucía de la Distribuidora BOSCO FILMS me invitó a un preestreno de la película Contemplación. No os podéis imaginar lo mucho que disfruté viéndola.

La película cuenta la experiencia interior que vive el teólogo católico John Hull al perder totalmente la vista pocos días antes del nacimiento de su primer hijo. Buscando encontrar un sentido a su lucha interior ante la ceguera, comienza a grabar diariamente unas cintas de audio en las que cuenta su vivencia de la enfermedad.

La película es una obra maestra en todos los sentidos. A nivel cinematográfico, los directores consiguen meternos en el corazón del personaje principal a través de todos los recursos del lenguaje audiovisual: la fotografía, la luz, la música… Pero la película es sobre todo una joya en el nivel de los sentimientos, de las emociones… Consigue que el espectador empatice totalmente con el dolor del protagonista.

La película no es fácil de ver, no tanto por ella misma, sino porque no estamos acostumbrados a este tipo de cine. Cuando tenemos un rato para ir al cine nos apetece más desconectar y pasar un buen rato. Pero es necesario saber ver todo tipo de cine y aprovecharlo. Es algo parecido a la lectura, tenemos que saber leer tanto una revista de “lo que sea” como un libro de espiritualidad. Hay que ir al cine a ver buen cine.

La película nos mete en el corazón de John. Con él  podemos vivir todo el proceso interior que experimenta una persona que ha podido ver, y ya no va a poder ver nunca más. Podemos sentir su dolor por no poder ver la cara de su hijo, su sufrimiento al darse cuenta que va olvidando sus recuerdos, las caras, los lugares… Impresiona el momento en el que John se pregunta porqué seguir sonriendo, pues la sonrisa se ha convertido para el en una carta que no recibe respuesta.

Pero no todo es negativo. Él mismo va viviendo un proceso que le va a enseña a “ver” con una nueva mirada, de ahí el título de la película. Este proceso es una preciosidad y estoy convencido de que va a ayudar a muchos a entrar dentro del corazón y a buscar ahí, en el interior, la respuesta al sentido del dolor.  Como dice la película: “en la humanidad, los ciegos y los videntes nos necesitamos mutuamente”. Al terminar la película llegas a sentir una cierta “envidia” por la manera de percibir el mundo que puede llegar a sentir una persona ciega.

La película es una maravillosa meditación sobre el sentido del dolor y el sufrimiento. Muchas veces no encontramos las respuestas, porque no formulamos bien las preguntas. Se nos invita a pasar del “por qué” al “para qué” para terminar descubriendo que mi cruz puede ser un don.

Y por supuesto aparece el “tema de Dios”, magistralmente tratado. La película no nos ofrece soluciones fáciles o recetas de libro… Como en el Corazón de Jesucristo, hay lucha, hay rechazo de la cruz, y al final hay aceptación y entrega.

Por todo esto y mucho más que debéis experimentar vosotros mismos, os recomiendo vivamente que vayáis al cine a ver Contemplación. Es una película para adultos, no tanto por su contenido, sino porque los niños no van a entender nada y se van a aburrir. Especialmente la recomiendo a personas que estén sufriendo por cualquier causa. Es cierto que en el proceso de la cruz cada uno debemos tener nuestra propia experiencia de pasar de la oscuridad a la luz, pero esta película ofrece pautas para recorrer ese camino.

La película se estrena este viernes día 15 en Madrid y Barcelona, y llegará a Toledo el próximo día 21, así que os animo a venir al cine a vivir esta experiencia interior.

Joaquín Garrigós