Comentario
EL DADOR DE RECUERDOS (THE GIVER)
Continuamos con nuestras recomendaciones de buenas pelis para el tiempo de confinamiento. La que os traigo hoy es del 2014 y pasó “sin pena ni gloria” al menos en España. Yo ni había oído hablar de ella. Una vez más me he fiado de un buen consejo.
Me resulta muy difícil hacer la recomendación de hoy sin hacer spoiler. (Aunque el tráiler cuenta bastante de la trama).
La historia se desarrolla en un futuro distópico, pero no tiene nada que ver con otras historias de distopía como “El corredor del laberinto” o “Los juegos del hambre”. Esta es una historia con mucha “chicha”, con mucho fondo.
Subrayo la idea de distopía frente a la utopía, porque este es el núcleo del mensaje de la historia. Para muchos, un mundo utópico, ideal, sería un mundo en el que todos fuéramos iguales, en el que la riqueza estuviera repartida, en el que no hubiera guerras, sufrimiento, hambre, dolor… Es la utopía comunista. Y esta es la sociedad en la que vive nuestro protagonista. ¿Entonces? ¿Cuál es el problema? Es una sociedad perfecta, ¿no?
Aquí está el meollo del debate que nos plantea la película. Una sociedad sin sufrimiento, sin mentiras, sin conflictos…pero sin amor, sin emociones, en el fondo, sin libertad. ¿El fin justifica los medios? En este caso habría que comenzar por preguntarse si es bueno el fin en sí.
Creo que el tema es de candente actualidad, y más en estos días en los que estamos viendo como se pone en duda la libertad de expresión y la libertad de prensa, entre otras libertades. ¿Se puede sacrificar la libertad individual por el bien común?
Muchos también en estos días se están preguntando: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué permite el mal y el sufrimiento? Es la gran pregunta ante el dolor. No voy a entrar ahora a explicar esto, pero la película da una respuesta interesante. Dios nos podría haber creado sin libertad, entonces no hubiera habido mal, ni pecado, ni dolor, ni muerte… pero tampoco hubiera habido una respuesta de amor libre. Hubiéramos sido siempre esclavos, marionetas sin voluntad. ¿Es este un ideal utópico? Parece ser que para muchos sí.
En el fondo es lo mismo que plantean el budismo y las corrientes de espiritualidad oriental (yoga, etc). Para eliminar los malos sentimientos y el dolor, hay que eliminar todas las emociones…también las buenas… y así alcanzar la iluminación. En serio, ¿eso puede hacer feliz a alguien? La felicidad, el sentido de la vida, está en el amor, en poder amar y saberse amado. Dios nos ha creado a su imagen y semejanza y por lo tanto creados para amar en libertad.
Dios nos ha regalado la libertad. El pecado, el mal, nos ha hecho esclavos de nuestras pasiones. Pero Él nos ha liberado, nos ha rescatado. Ha devuelto el color, el sabor, nos ha mostrado la verdad de las cosas. Solo se puede comprender la verdad desde la Verdad, que es Él. El Creador nos da el “prospecto” para comprender el verdadero funcionamiento de las cosas, el sentido profundo de la creación.
Otra gran cuestión que toca la película es la de la sabiduría de los ancianos que son los que guardan los recuerdos. En la cima de la escala de valores de nuestra sociedad actual se encuentran la economía, la productividad, la efectividad, el llamado bienestar. Por lo tanto, los ancianos estorban y sobran. Pero ellos conservan la memoria viva del pasado, con lo bueno y con lo malo. Muchos piensan que para poder construir un futuro hay que olvidar los errores del pasado. Gran equivocación. Tanto el presente como el futuro solo se pueden cimentar en el pasado. Es cierto que para muchos de esos que quieren escribir el futuro, necesitan borrar el pasado. Un cambio cultural solo es posible así. Un debate interesantísimo.
Espero no haber hecho spoiler y haberos abierto el deseo de ver esta película. La podéis encontrar en Netflix o alquilar en Youtube. Merece la pena. Los niños pequeños no se van a enterar de nada, pero a partir de la adolescencia creo les puede gustar mucho. A pesar de tratar temas tan profundos no se hace nada pesada, al contrario, es ágil y emocionante. No os vais a arrepentir.
CINE EN FAMILIA. CINE EN CASA. #MEQUEDOENCASA
Joaquín Garrigós